Por: Hugo C
Buenas. ¿Cómo estamos? Yo bien. Tomo unos minutos de tu atención para comentar algo que tal vez como lector o lectora de este blog te hayas preguntado una y mil veces: ¿cómo puede ser que esta gente aún no haya reseñado la última película de Guillermo Francella? ¿Por qué no hay una reseña del histórico crossover entre Spider-Man y el cuñado de Cantinflas que publicó Novaro en 1962? ¿Es que ya nadie menciona a la Chica Ardilla? Qué injusticia, ¿verdad? Aún así, lamentablemente no alcanzamos a cubrir todo el espectro de la cultura comiquera y afines, y es posible que nuestro radar no haya registrado ese fanzine, manga, película o juego de rol que te ha deslumbrado. También es posible que te hayas preguntado: ¿y si escribo una reseña sobre eso que me interesa?
Las buenas noticias son que es muy probable que en este blog haya otros lectores o lectoras como vos a los que les apetezca leer la reseña de la película, o el crossover, o la serie de TV o lo que sea que te interese. Las malas son que… una vez que uno se enfrenta a la hoja (o a la pantalla) en blanco, la cosa se complica. Así que vamos con un minitutorial.
Comencemos por la extensión. Como en todo, cada maestrito con su librito, pero te recomendaría entre 400 y 900 palabras, dependiendo del tema y del enfoque. Menos que eso, es una esquela fúnebre. Más que eso puede llegar a aburrir. De todos modos, como ya he dicho, depende del tema y del enfoque. El problema es encontrar el equilibrio entre la erudición y el aburrimiento. Las reseñas que están buenas desde un nivel intelectual suelen pecar de aburridas. Hay que tratar de ser gramaticalmente correcto, factualmente correcto, pero también hay que entretener al lector, buscarle la vuelta para que esto que uno escribe sea entretenido.
Por lo tanto, el material a reseñar tiene que gustarte, indignarte o movilizarte lo suficiente como para que decidas exponerte a las miradas ajenas y eventualmente defender a capa y espada tu punto de vista. Esa pasión a favor o en contra de la obra se va a notar en la reseña y además va a hacer que disfrutes ya con el solo hecho de escribirla.
De forma: lo primero es una ficha con los datos básicos –título original, año, autor, director, etcétera–, pero con eso no basta. ¿De qué va la historia? ¿Es de terror, romántica, de suspenso? ¿Está protagonizada por un personaje franquiciado? ¿Es la continuación de otro cómic u otra película? ¿Cuál es la premisa básica? Incluso un videojuego suele tener algún argumento: hay que defender un poblado, recuperar un auto que perdimos en una carrera, rescatar a una princesa. Contemos un poco de la trama, para que el lector se enganche, pero no contemos todo. Si es indispensable que haya spoilers, indicarlo.
Y por supuesto, es importante que la reseña transmita la sensación que uno experimentó: ¿es bueno? ¿es malo? ¿hay que leerlo? ¿hay que evitarlo? Hay que transmitir el entusiasmo (o el odio) por la obra reseñada. Si lo que estás escribiendo te aburre a vos, el autor, imagínate lo que será para el pobre lector. No es una monografía ni una tesis: más bien, la idea es que la reseña le sirva como advertencia o como recomendación a quien no haya leído el cómic o visto la película, recorriendo todo el arco desde "no leas esto que es un bodrio infumable" hasta "mirá esto que te va a cambiar la vida".
Eso sí, dentro de lo posible, conviene evitar los errores gramaticales o de ortografía, porque expulsan al lector, lo hacen pensar en el error y no en lo que está diciendo el reseñador. Además, le restan credibilidad, siendo el razonamiento algo así como: "¡Qué vas a venir a criticar a Moebius, si ni siquiera sabés cómo se conjuga el verbo «haber»!"
Lo mismo pasa con la información: desde que existen Google, Wikipedia y demás ya no hay excusa para mandar fruta, y eso incluye, por ejemplo, cómo se escribe el nombre del autor, el título de la obra, etcétera. Como con la ortografía, si la información es deficiente uno pierde credibilidad. Así que, a revisar bien el manuscrito, que al mejor cazador se le escapa la liebre, o incluso una que otra tortuga de vez en cuando.
Preguntate: ¿a quién le estoy hablando con mi reseña? ¿Al público en general? ¿A los fanáticos de una franquicia? No todos sabemos qué número tenía James Bond antes de ser 007 o cómo se llama el planeta de origen de Lando Calrissian, así que a veces puede ser necesario que expliques alguna cosa o de lo contrario insertes algún que otro hipervínculo (enlace) con información adicional. Así le dejamos abierta la opción al lector por si quiere buscar más data sobre el tema o incluso leer otras reseñas. (No todo el material que se reseña está disponible en HTAL por una u otra razón.)
Proponete que le quede claro al lector si el material en cuestión te gusta o no te gusta, y por qué. No busques la objetividad total, que no estás escribiendo para el catálogo de una casa de subastas o para una enciclopedia. Aunque por supuesto que la subjetividad tiene un límite: desaconsejo reseñas como "la película me parece horrible porque luego de verla me peleé con mi novia".
Volvamos a lo básico: ¿te gustó o no? Si no te gustó, ¿por qué? ¿Hay algo rescatable? Si te gustó, ¿por qué? ¿Qué es lo más destacable? "El guión es un asco, pero los dibujos están buenos." ¿Por qué decís que es un asco? ¿Qué es lo que te hace ruido? ¿Es poco original? ¿Es aburrido? ¿Carece de sustancia? ¿O te molesta la premisa, o la historia en sí, o los diálogos, o los personajes, o el desenlace? Decís que el dibujo está bueno. ¿Por qué? ¿Te gustó el color, el diseño de los personajes, la diagramación, el estilo? ¿Te recuerdan a tal o cual dibujante? En el caso de las películas o series de TV, hay otros elementos a tener en cuenta: las actuaciones, la dirección, la fotografía, la música, el argumento, los diálogos, la continuidad, la ambientación. En cambio, al reseñar un videojuego hay que hablar de la calidad de los gráficos, la jugabilidad, cómo se comporta la inteligencia artificial, si se trata de un juego casual o si requiere horas y horas de práctica, etcétera.
En cuanto al estilo: cada uno de nosotros tiene sus detalles que lo diferencian, su modo de escribir, cómo se acerca a la hoja en blanco. Es todo prueba y error, y se lo va negociando con uno mismo. Lo importante es que trates de atrapar al lector, ya sea mediante algo que le llame la atención, mediante la charla amistosa o mediante la provocación, cada uno emplea lo que mejor le resulte.
También tiene que ver con el material que uno reseña. Hay materiales que se prestan más al cachondeo y materiales que por su naturaleza emotiva, seria, dramática o polémica merecen tratarse con más respeto. Asimismo, ante un producto de mala calidad, uno puede optar entre la indignación o el humor; lo importante es que se entienda claramente dónde estás parado.
Conviene revisar el índice de reseñas y ver si alguien ya ha reseñado el mismo material. Si nadie lo ha hecho, genial. Si ya existe una reseña, tendrías que leerla y ver si comparte tu punto de vista. Digamos que querés reseñar el animé de Cowboy Bebop. Ya hay una reseña, la hizo Ñoño Cool en 2015. Para él, es 10/10, pero tal vez para vos se trate de una bóñiga infecta. En ese caso, leer tu reseña puede ser interesante. También puede serlo si ese animé te parece bueno, pero por otras razones que las que da Ñoño. No será interesante si tu reseña es un calco de la suya.
O simplemente podés escoger otro material. ¿Qué se puede reseñar? Cómics, obviamente, pero también películas, manga, animé, libros, videojuegos, juegos de rol, fanzines, series de TV y puede que incluso el emparedado de jamón que desayunaste esta mañana, aunque eso debieras consultarlo con Arsenio. No es necesario que se trate de material disponible en el blog o tan siquiera en español. Lo importante es que la reseña en cuestión sea informativa, amena y en lo posible entretenida.
Obviamente, es necesario poner al menos una imagen, la principal (que va en tamaño grande), pero también salpicar la reseña con un par de imágenes menores –pero que tengan aunque más no sea una mínima relación con el tema, ya que una imagen del ratón Mickey en una reseña sobre Druuna tal vez no sea la combinación más feliz.
Así que es conveniente releer, corregir, tal vez incluso leerle la reseña a algún (sufrido) amigo o familiar y ver cómo mejorarla o pulirla un poco. También está bueno hacerte cargo de la reseña una vez publicada –es decir, cuando algún lector se acerca a dejarte un comentario, a favor o en contra, agregando o corrigiendo algún dato, agradeciendo, felicitando– y responder los comentarios, dentro de lo posible de uno en uno y no como una respuesta general o impersonal. A veces pueden generarse diálogos o discusiones muy interesantes, ya que la reseña al fin y al cabo es tu impresión y siempre va a haber quien coincida con vos y quien no esté de acuerdo. No se puede coincidir con todo el mundo, pero sí se puede convivir.
Y eso es todo, no hay muchos más secretos, salvo, por supuesto, haber visto o leído el material que se quiere reseñar.
Como siempre, nos leemos en los comentarios.
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